domingo, 15 de noviembre de 2015

POEMA: POEMA XX de Pablo Neruda

Poema 20
de Pablo Neruda


 Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
 

POEMA: EL GOZANTE de Manuel J. Castilla en la voz de Juan Palomino

El Gozante
 de Manuel J. Castilla
Poeta de Salta
(Excelente interpretación de Juan Palomino para Canal Encuentro) 



Me dejo estar sobre la tierra porque soy el gozante.
El que bajo las nubes se queda silencioso.
Pienso: si alguno me tocara las manos
se iría enloquecido de eternidad,
húmedo de astros lilas, relucientes.
Estoy solo de espaldas transformándome.
En este mismo instante un saurio me envejece y soy leña
y miro por los ojos de las alas de las mariposas
un ocaso vinoso y transparente.
En mis ojos cobijo todo el ramaje vivo del quebracho.
De mi nacen los gérmenes de todas las semillas y los riego llorando con rocío.

Sé que en este momento, dentro mío,
nace el viento como un enardecido río de uñas y de agua.
Dentro del monte yazgo preñado de quietudes furiosas.
A veces un lapacho me corona con flores blancas
y me bebo esa leche como si fuera el niño más viejo de la tierra.

Miro los cachos del banano,
veo arañar sus dulces dedos de oro
y en las sandías
los genitales verdes del verano llenan mi corazón de poblaciones.
Siento que estoy tapado por luciérnagas
y que en mi pelo crece la niñez del relámpago.

Lo que pisa mi piel igual que arena lo traga para siempre.
La sombra de los pájaros es como un agua negra que acaricia mi nuca.
Una hormiga me deja su ají breve en la boca
y me voy a los tumbos en la noche
por el agujereado camino de los sapos.
¿Quién me arrima la paz de la tortuga?
¿Quién desempoza el tiempo de su cáscara?

Soy el que por la piedra lechosa del quirquincho
bebe en miel las abejas
como el rocío maduro de la música.
¿A dónde irán mis ojos llenos de hojas?
¿Por dónde en ellos vagará el cielo yéndose?

Me mira Dios y sé que aquí, yaciendo,
lo estoy haciendo despaciosamente.

De cara al infinito
siento que pone huevos sobre mi pecho el tiempo.
Si se me antoja, digo, si esperase un momento,
puedo dejar que encima de mi ingles
amamante la luna sus colmillos pequeños.

Miren mis ojos cuando yo estoy pensando a ver si es que les miento.
Zorros la cola como cortaderas,
gualacates rocosos,
corzuelas con sus ángeles temblando a su costado,
garza meditabundas
yararás despielándose,
acatancas rodando la bosta de su mundo,
todo eso está en mis ojos que ven mi propia triste nada y mi alegría.

Después, si ya estoy muerto,
échenme arena y agua. Así regreso.

POEMA: POEMA XV de Pablo Neruda


POEMA XV
de Pablo Neruda


Me gustas cuando callas porque estás como ausente, 
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. 
Parece que los ojos se te hubieran volado 
y parece que un beso te cerrara la boca. 

Como todas las cosas están llenas de mi alma 
emerges de las cosas, llena del alma mía. 
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
y te pareces a la palabra melancolía. 

Me gustas cuando callas y estás como distante. 
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. 
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza: 
déjame que me calle con el silencio tuyo. 

Déjame que te hable también con tu silencio 
claro como una lámpara, simple como un anillo. 
Eres como la noche, callada y constelada. 
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. 

Me gustas cuando callas porque estás como ausente. 
Distante y dolorosa como si hubieras muerto. 
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. 
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

domingo, 1 de noviembre de 2015

POEMA: LA CASA de Gabriela Mistral

La Casa
de Gabriela Mistral



La mesa, hijo, está tendida 
en blancura quieta de nata, 
y en cuatro muros azulea, 
dando relumbres, la cerámica. 
Ésta es la sal, éste el aceite 
y al centro el Pan que casi habla. 
Oro más lindo que oro del Pan 
no está ni en fruta ni en retama, 
y da su olor de espiga y horno 
una dicha que nunca sacia. 
Lo partimos, hijito, juntos, 
con dedos duros y palma blanda, 
y tú lo miras asombrado 
de tierra negra que da flor blanca. 


Baja la mano de comer, 
que tu madre también la baja. 
Los trigos, hijo, son del aire, 
y son del sol y de la azada; 
pero este Pan «cara de Dios»
no llega a mesas de las casas. 
Y si otros niños no lo tienen, 
mejor, mi hijo, no lo tocaras, 
y no tomarlo mejor sería 
con mano y mano avergonzadas. 


Hijo, el Hambre, cara de mueca, 
en remolino gira las parvas, 
y se buscan y no se encuentran 
el Pan y el hambre corcovada. 
Para que lo halle, si ahora entra, 
el Pan dejemos hasta mañana; 
el fuego ardiendo marque la puerta, 
que el indio quechua nunca cerraba, 
¡y miremos comer al Hambre, 
para dormir con cuerpo y alma!