sábado, 27 de febrero de 2016

15 DEFINICIONES DEL DICCIONARIO DEL DIABLO: de Ambrose Bierce Parte 1

Abandonado. El que no tiene favores que ofrecer. Despojado de fortuna. Amigo de la franqueza y el sentido común.

Aborígenes: Criaturas de limitado mérito que obstaculizan el suelo de un país recién descubierto. Pronto dejan de estorbar; entonces, fertilizan.

Aburrido: Dícese de la persona, que cuando uno quiere que escuche, habla.

Academia: Antigua escuela donde se podía aprender moral y filosofía. Escuela moderna donde se enseña futbol, danza y otras cuestiones.

Acordeón: Instrumento que se encuentra en armonía con los sentimientos de un asesino.

Aflicción: Procesos de adaptación que prepara al alma para soportar otro mundo más cruel.

Agitador: Estadista que para expulsar gusanos, agita los frutales del vecino.

Ambición: Deseo obsesivo de ser, en vida, calumniado por nuestros enemigos, y ridiculizado por los amigos después de la muerte.

Aplauso: El eco de una necedad. Monedas con el que el populacho homenajea a quien los hace reir y los despedaza.

Anormal: Que no responde a la norma. En cuestiones de Pensamiento y conducta, ser anormal es ser independiente, y ser anormal es ser condenado. Por lo tanto, el autor aconseja parecerse más al Hombre Medio que a uno mismo. Quien lo consiga, obtendrá la paz, la perspectiva de la muerte y la esperanza del infierno.

Armadura: Vestimenta que usa el hombre cuyo sastre es un herrero.

Bailar: Saltar al compás de una música alegre, preferentemente abrazando a la esposa o la hija del vecino. Hay muchas clases de baile, pero todos los que demandan la participación de ambos sexos tienen dos cosas en común; son ciertamente inocentes y gustan mucho a los libertinos.

Belleza: Cualidad femenina que seduce al amante y aterra a un marido.

Cañon: Utensillo empleado en la rectificación de las fronteras.

Circo: Lugar donde se permite a caballos y elefantes contemplar a hombres, mujeres y niños haciendo el papel de tontos.



Influenciado por H. P. Lovecraft, Bierce publicó El Diccionario del Diablo, una obra interesante y actual, en cuyas definiciones impera el humor negro, el sarcasmo y la ironía. La idea de este libro fue dejar plasmada una crítica hacia la sociedad y a los diversos arquetipos y etiquetas políticamente correctas. Este libro publicado en 1906 le valió el mote de El Amargo.

CUENTO: ARENA de Alejandro Dolina

ARENA
de Alejandro Dolina

Los paganos admitían la existencia de divinidades toscas, imperfectas, chapuceras.
Los dioses no sólo estaban sujetos a toda clase de vaivenes éticos sino que también cometían numerosos errores en el ejercicio de su profesión: creaban universos endebles, se dejaban engañar por los humanos, desconocían el futuro, fallaban en sus cálculos.
Las grandes religiones monoteístas acuñaron la idea de la infalibilidad divina, de un poder sin grietas.
No es nuestro propósito ejercitarnos ociosamente en la lógica para entretenernos con esas paradojas que tanto divierten a los gandules agnósticos. Ahorraremos al lector la modesta perplejidad de pensar si Dios es capaz de crear un objeto tan pesado que él mismo no pueda levantar.
Sin embargo, la historia de la arena comienza con una distracción de un Dios omnipotente.
Las tradiciones islámicas dicen que, habiendo finalizado la creación, el Señor advirtió que faltaba la arena. Grave defecto, si bien se mira. Los hombres estarían privados de la deliciosa voluptuosidad que sienten al caminar junto a los mares. El fondo de los ríos sería siempre ríspido, los arquitectos carecerían de un material indispensable, los caminos no podrían suavizarse, las huellas de los enamorados serían invisibles.
Dispuesto a remediar su olvido, Dios envío al arcángel Gabriel con una enorme bolsa de arena a que la desparramara allí donde fuera necesario.
Pero el Enemigo trabaja siempre para estropear la obra divina. Mientras Gabriel volaba con su carga inconcebible, el diablo le agujereó la bolsa. Esto sucedió exactamente sobre la región que hoy es Arabia. Casi toda la arena se volcó en ese lugar, de modo tal que las nueve décimas partes del país quedaron convertidas para siempre en un desierto de arena.
Advertido de esta catástrofe, Dios resolvió ofrecer a los árabes algunos dones compensatorios.
Les dio un cielo lleno de estrellas como no hay otro, para que miraran siempre hacia lo alto.
Les dio el turbante, que bajo el sol del desierto es mucho más valioso que una corona.
Les dio la tienda, que es mejor que un palacio.
Les dio la espada. Les dio el camello. Les dio el caballo.
Y les dio algo más precioso que todas las otras cosas juntas: la palabra, el oro de los Arabes.
Otros pueblos modelan en la piedra o los metales. Los árabes modelan en el verbo.
El poeta ( el chair ) es sacerdote, juez, médico, jefe. El poeta es poderoso: puede traer alegría, tristeza, encono. Puede desencadenar la venganza y la guerra. Puede matar con la palabra.

Los errores de Dios, como los de los grandes artistas, como los de los verdaderos enamorados, desencadenan tantas reparaciones felices que cabe desearlos.


Extraído del Libro del Fantasma- Planeta-2005