viernes, 15 de enero de 2016

POETAS MALDITOS: POEMA: MIENTRAS ANDA LA HORA - CLAUDIO DE ALAS

Mientras anda la Hora
de Claudio de Alas

-Doctor; sigue esta fiebre
que el alma me entenebre,
implacable y brutal como si fuera
mi vida toda que al rodar callada
espera, espera...y siempre espera
una sonrisa lastimera
de unos labios callados cual los míos...

-Doctor; mi carcajada desolada y cansada
llena de afán mi jornada
tiene la muda soledad de los desiertos...

-Doctor; vuestra ciencia suprema
para mi mal- mal de los muertos—
Es una luz. cuyo fulgor no quema.
—Doctor; dejadme quieto!
Prefiero antes que el hombre, el esqueleto.

Perdonadme, Doctor... Soy el enfermo.
que únicamente callo cuando duermo..

...Espero una visita.
Es una Dama pálida y silente.
Hace tiempo. Doctor, me dio una cita,
y la espero esta noche blandamente...

-Doctor; alguien toca la puerta...
Abrid! ¿Es ella acaso?
Ella es...! Doctor, viene encubierta:
indicadle el camino, dadle paso,
y no toquéis su túnica de raso,
porque oculta el Misterio seriamente..!

Buenas noches, dulce amiga lejana.
os esperaba... adelante. Señora...

—Doctor; esa campana.
¿por qué sin ser la hora. da la hora
y esparce, su lamento?
qué descanso que siento,
mi querido Doctor.

Enmudecido de temor;
qué descanso, doctor!...

Este pensar horrible de mi pensamiento,
de mar en furia, es límpido remanso. . .
No tengo frío, mi querido Doctor,
algo pasa sobre mi corazón. . . algo que no me duele!
Será que ya murió mi corazón?

Algo me impele
hacia la barca azul, en que el laurel
hecho ritmo, y verdor y resplandor,
tiende un abrazo redentor,
mi sabio y muy admirable, mi señor Doctor:
—Perdonad al enfermo, y su candor.

—Lo más cerca de mi, Señora...
Soy un niño muy triste...
y hace tiempo que lloro.
No recordar en qué consiste;
lo dulce de tu cita, triunfará.
Dadme un beso, oh. Señora!
Dadme el beso callado y no comprado,
de tus labios siniestros, por los mudos.

Señora, y a mi lado.
estrechemos los músculos desnudos,
para dormir. . .
Morir. . . ? 

Diez minutos después el poeta se abría la frente de un tiro. 
Nota del compilador



Juan José de Soiza Reilly, compilador testamentario de Jorge Escobar Uribe –tal era el nombre verdadero de de Alas- nos cuenta que el poeta nació a fines del siglo dieciocho en el seno de una familia de la élite colombiana; de adolescente se hizo revolucionario y luego de pelear en guerras civiles abandonó su patria, viviendo en Ecuador, Perú y Chile. Fue en este último país donde alcanzó la fama en los Juegos Florales que ganó Gabriela Mistral con los "Sonetos de la muerte" en 1914, donde obtuvo una mención con un "Salmo de amor" en castellano medieval. Pero él pensaba que “triunfar en Buenos Aires era la gloria más hermosa a que puede aspirar un poeta”, y vino.

Sin embargo, cuando el compilador conoció al poeta y éste le contó su deseo de triunfar en estas tierras, le advirtió:

- Vea amigo, si usted quiere triunfar, váyase hoy mismo. Huya. Vuele. Aquí nadie triunfa. Aquí sobrevivimos. Nada más.

No le hizo caso nuestro poeta y se dedicó al ejercicio del periodismo con discreto éxito. Un pintor inglés lo alojó en su casona de Bánfield “hasta que encuentres quien te pague mejor” Allí escribía, leía y traducía a su querido Oscar Wilde, y siempre lo acompañaba un viejo perro que vivía con el pintor.

El 5 de marzo de 1918 de Alas se suicidó en la casa de su amigo. Nos cuenta su compilador:

“Los 32 años de edad que tenía le pesaban como si hubiera vivido siempre en la opulencia…Atardecía…Encerróse en su habitación. Lloró sobre estos pobres papeles floridos de versos y escribió tres cartas” Una fue para su hermano, otra para el pintor que lo hospedaba y la última para un amigo a quien le cuenta ese “dolor enorme de sentirse solo ante la vida implacablemente hostil”

Como cumpliendo un extraño pacto de amistad, primero mató al viejo perro que lo había adoptado. Y el segundo balazo fue para él mismo. Fuente de la biografía: poeticous.com 

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