TIEMPO DE RECORDAR
de Gabriel Antonio Calderón
Narrativa Poética, Literatura Regional.
Descripción del libro: Tapa Blanda - Pág.76 -
Diseño de la Portada Eleonora Garraffa -
Ediciones Artesanales del Duende - Agosto 2013
Edición Agotada
ISBN: 978-987-3659-01-0
Con
el poeta Gabriel Antonio “Bigote” calderón, nos conocimos hace más de medio
siglo. Fue cuando él atendía en su casa la “Peña de la amistad, Hermanos
Gutiérrez”, donde confraternizábamos alrededor de la mesa, con poetas,
pintores, dibujantes, caricaturistas, cantores, guitarreros, y artistas de toda
laya. Cada cual demostraba lo que sabía hacer y decir, y la tienda se estiraba
espléndidamente hasta el amanecer.
No
dejábamos que la sequedad nos abrumara, y es por eso que nunca faltaban varios
vinitos amables y algo que morder para entretener el estómago. La humareda de
los fumadores activos era esa nebulosa que agrisaba los ojos, haciendo fumar a
la fuerza a los pasivos. La bolsita con coca y el bicarbonato o la yista pasaba
de mano en mano, hasta que el acullico que inflaba un cachete le daba estilo,
hasta desfigurar el rostro y el sonido de las palabras, que goteaban verde por
la comisura de los labios.
Cierto
día, por teléfono, el Bigote me recitó unos poemas bien sentidos, adornados con
pinceladas de un decir afable, con emocionadas descripciones de lugares,
paisajes, estados de vida, etc. que llegaban cansinamente al alma. Me pareció
oportuno significarle que sin querer queriendo, se estaba introduciendo en la prosa
poética, un género literario que si sabía cultivar con técnica y amor, se
estaba ganando un nuevo cielo.
Es
que la prosa poética o lírica, como variedad de escritura, nos está ofreciendo
una sensación de total libertad, con la alternativa de poder elegir las mejores
intenciones. Se trata pues, de una elaboración sin métrica ni rima, sin una
lírica total y también sin una narrativa definida. Como decía mi abuela, “ni
muy muy, ni tan tan”.
En
definitiva, lo que se desea es motivar con lo que se escribe, con sentidos
objetivos y con valiente rebeldía, dentro de un mundillo armónico con
equilibrio propio, con párrafos bellos adornados con recursos idílicos, pero
siempre por su puesto, acompañado por la voz del poeta, que sabrá administrar
sus temas con nobles recursos.
Qué
dificultoso resulta determinar la frontera entre los dos géneros, la poesía y
la narrativa, que en este caso se entremezclan con sabiduría y técnica, sin
otro afán que agradar. Es que debe valerse del ritmo, la musicalidad y la
cadencia, que forman parte de esta lindeza y especial encanto para el oído y el
alma.
Este
género no debe tener una narración de hechos como fin, sino que su objetivo es
transmitir delicadas sensaciones, y debe haber una intención estética sobre el
deseo de narrar poetizando.
Se
dice que el Corán está escrito en prosa poética, pues en un principio se
trataba de un inmenso verso puro y oral, que con el tiempo modificaron, a la
forma más aproximada al lenguaje de este género, que lo hizo más entendible y
ajustado a su finalidad religiosa.
El
iniciador de esta travesura fue el francés Aloysius Bertrand con su libro
“Gaspard de la nuit”. Por mi parte pude encontrarlas también en escritos de
Olga Orozco (Con esta Boca, en este mundo), Manuel J. Castilla (De sólo estar),
Jaime Dávalos (Toro viene el río), Roberto Albeza (Imágenes para recordar),
etc.
Este
es tu primer paso por el camino de la prosa poética, y descuento ya el éxito
que siempre soñaste alcanzar. Con el tiempo y tu proverbial porfía, lograrás
hermanarte a este género que acaba de atraparte con pasión, y con el cual te
animaste a concebir tu libro, con absoluta entereza y mejor gusto.
César
Antonio Alurralde
Salta,
diciembre 2013
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